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Es posible ser un títere en una cuerda sin darse cuenta completamenteSteven Redhead, Life Is A Cocktail
Muchas veces caminamos por la vida como zombis: parece que sabemos que tenemos que seguir moviéndonos, pero no podemos entender por qué tenemos que mantenernos en movimiento. Lo que pasa con la vida es que puede ser muy monótona y mundana, ¡así que tendemos a aceptar las rutinas como normales hasta que nos despertamos! Una vez despiertos, comenzamos a darnos cuenta de lo lejos que nos hemos desplazado y notamos que en algún lugar profundo existe una desconexión. Nos desorientamos un poco y nuestras realidades simplemente no cuadran.
Lo que pasa con la vida es que puede ser muy monótona y mundana, ¡así que tendemos a aceptar las rutinas como normales hasta que nos despertamos!
Descubrir lo absurdo e intentar encontrar una manera de volver a la normalidad puede ser muy difícil y agotar toda nuestra energía. Con el tiempo, nos encontramos en lugares profundos y oscuros de preocupación, miedo y desesperación. Estas emociones pueden ser tan profundas que comenzamos a identificarnos con ellas y caemos en el abismo de la depresión.
Ahí dentro, la oscuridad tiene una forma de hacerte pensar que nunca habrá luz. A medida que este engaño continúa, empiezas a sentir que la esencia de tu ser se está erosionando y de alguna manera te estás convirtiendo en otra persona. Ahí es donde comienza la lucha, la lucha por vislumbrar la luz.
la oscuridad tiene una manera de hacerte pensar que nunca habrá luz
Puede empezar a hacerse algunas preguntas o incluso mirar hacia el cielo oscuro y llorar: «¿por qué yo?». Casi como si esperaras que alguien a quien no ves te escuchara. A menudo me he preguntado por qué esta respuesta es casi inevitable cuando parece que nos hemos desviado del rumbo o nos hemos sumergido en una serie de acontecimientos desafortunados que nos ponen de rodillas. He pensado: «¿podría ser que esperemos que alguien esté ahí? o tal vez nos damos cuenta de que nos hemos saltado del guion y queremos volver a encarrilarnos?»
Si ese es el caso, ¿quién esperamos que sea nuestro oyente silencioso e invisible? O, ¿del guion de quién nos caímos en primer lugar? ¿Podría haber alguien detrás de escena dirigiendo nuestras vidas?
Estas preguntas me han estado molestando durante un tiempo; pero después de pensarlo mucho, he llegado a entender que somos como marionetas desatadas.
Verás, cuando nos encontramos en el pozo de la dificultad y la oscuridad, y parece que toda esperanza se ha ido. Creo que ahí es donde entendemos intuitivamente que hay un poder superior, una fuerza mayor o un ser supremo, que, por alguna razón desconocida, es invisible, omnipresente, omnisciente y omnipotente, y posee la capacidad de cambiar nuestras situaciones.
Por instinto, miramos hacia arriba porque, como marionetas, esperamos que nuestro maestro supremo intervenga. Esperamos que este maestro presione algunos botones mágicos y nos arregle a todos.
Me imagino que el títere aquí de alguna manera tiene la conciencia inherente de la habilidad del maestro y está convencido de que una intervención es posible. Sin embargo, no puedo evitar preguntarme: «¿cómo se metió el títere en ese atolladero en primer lugar?»